A Javier Rioyo por el prólogo del libro Diario 'España' de Tánger

El destino, ese curioso 'pintor' que traza sin saberlo -o sí- los trazos tricolores de la senda de nuestra vida.
Ese destino que jalonó encuentros fortuitos en las calles de Madrid con uno de los intelectuales que más admiro y que en su condición, perfil de erudito me recuerda mucho a hombres de la alcurnia de Eduardo de Guzmán, Javier Bueno o Jaime Menéndez, "El Chato", mi abuelo.
Hace unos 15 años le escuchaba en la Cadena Ser, tenía una sección fija en la que hablaba de todo tipo de historias que me enamoraron porque tenían mucho sentido para mi: las de artistas olvidados, escritores perdidos en el tiempo y lugares tan mágicos como la ciudad internacional de Tánger, "Esa vieja dama".
Hablo de Javier Rioyo, escritor, cineasta, erudito en la historiografía tangerina y en estos tiempos director del Instituto Cervantes de dicha ciudad tan cercana a España, tan cercana a Andalucía y tan cercana a nosotros.
Esos encuentros fortuitos han dado muchos frutos: varios libros, investigaciones interminables y un prólogo que muy amablemente accedió a realizar cuando se lo pedí cuando paseaba con mi madre por la plaza del Progreso y nos topamos con él. Eso es lo que se llama un "atraco intelectual" en plena calle y lo demás son tonterías.
En estos días he recibido el prólogo que esperaba con tanto anhelo. Sinceramente reconozco que me ha emocionado profundamente. Un prólogo que demuestra lo que yo intuía en sus charlas magistrales radiofónicas: Javier es una persona entrañable, sensible y comparte conmigo la pasión por Tánger. Lo repito otra vez: este prólogo me ha llegado muy adentro. Sin duda, es el plus de oro de este libro, al más puro estilo machadiano que lo hace único e irrepetible. Escribe con un cariño sobrecogedor, emocionante, intravenoso como si de alguna manera fuese también nieto de "El Chato" y lo reivindica públicamente como lo que fue: Uno de los personajes de alta alcurnia intelectual más relevantes de la segunda república y del franquismo. Pero no sólo eso sino que de igual forma reivindica a un servidor -como lo haría un hermano-, reivindica mi trabajo, mis libros, mis investigaciones, mi carrera como culturista, mi pasión por todo lo que hago y, como no, la importancia del Diario "España" de Tánger y su contexto histórico.
Y por último: agradezco esa sinceridad de Javier al reconocer públicamente que se equivocó la primera vez que me vio. Pensó que era un farsante y por tanto nunca le pareció verosímil la historia de mi abuelo y también pensó -como muchos otros- que jamás sería capaz de escribir libros serios, libros de temas relacionados con la historia de este país, con la historia de Tánger y, por ende, con la historia de mi abuelo, uno de los periodistas más relevantes del siglo XX, autodidacta, lector, maestro masón, traductor, escritor, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid en la guerra civil, director del diario “El Sol”, espía, preso político, máximo valedor de la lucha antifranquista, puntal del diario España de Tánger y primer español redactor de “The New York Times”.
Pero en fin como diría mi admirado Gato Pérez: "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida".
No me queda más que agradecer de todo corazón a Javier Rioyo este excelso trabajo que estoy convencido potenciará enormemente a universalizar como merece la historia del diario "España" de Tánger, a toda su gente y a mi abuelo que es de lo que se trata. O no?
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